20/07/2023

El gobierno de Arce resiste la decisión de Argentina de dar vuelta el gasoducto que atraviesa su territorio para exportar gas de Vaca Muerta a Brasil.

La decisión de Sergio Massa de impulsar la reversión del gasoducto Juana Azurduy para poder exportar gas a Brasil, encendió las alarmas en Bolivia que no está cómoda con la idea que le salga un competidor que le dispute su principal comprador de gas.
Ese gasoducto fue planificado para importar gas de Bolivia, pero el boom de Vaca Muerta no sólo asegura el autoabastecimiento de la Argentina, sino que permite exportar gas a precios super competitivos a San Pablo, el corazón industrial de Brasil. Por eso, una vez concluido el gasoducto Néstor Kirchner, ahora Massa quiere avanzar con “el reversal”, lo que quiere decir invertir la dirección en la que viaja el gas por el ducto para ir desde Bolivia a Brasil.
La decisión está tan avanzada, que Massa anunció que en 15 días se abre la licitación para el inicio de esa obra. “Ya no vamos a importar el gas de Bolivia. El norte argentino va a estar alcanzado por el gas de Vaca Muerta porque en 15 días licitamos el gasoducto reversal del norte para poder empezar a pensar no solo en que el norte argentino reciba el gas de Vaca Muerta, sino que además desde ahí podamos exportar a Chile y desde Bolivia podamos exportar a Brasil”, dijo el ministro en la inauguración del gasoducto de Vaca Muerta.
Bolivia reaccionó de inmediato. El ex ministro de Hidrocarburos de ese país, Álvaro Ríos Roca, afirmó que para que se concrete la reversión del gasoducto “se deben alinear tres astros y de por medio está la seguridad de abastecimiento y recuperación de inversiones”.
“Los tres países deben facilitar la regulación, ponerse de acuerdo en el mecanismo de peajes, y que la transacción no sea sujeta de cambios o manipulaciones a lo pactado en el tiempo. Nos inundamos la boca con la palabra integración energética. Acá está el desafío lanzado”, dijo el exministro andino.
El tema es incómodo para el gobierno de Arce que busca el declino de producción hidrocarburífera y no perder a Brasil como comprador del gas boliviano. De hecho, el declino es tan evidente que la variable de ajuste fue la Argentina: Bolivia incumplió los envíos acordados para desviar gas a Brasil que le paga mejores precios.