20/11/2020
El órgano regulador antimonopolio de Brasil autorizó a la petrolera Petrobras a vender su subsidiaria Liquigás, encargada del embotellamiento, distribución y comercialización de gas licuado de petróleo en gran parte del país.
En noviembre del año pasado, Petrobras anunció la venta de Liquigás por 685 millones de dólares a un consorcio integrado por las empresas Itaúsa, Copagaz y Nacional Gas Butano, pero el negocio dependía de la autorización de los órganos reguladores.
El visto bueno del Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) fue expedido esta semana, y es el paso más importante porque es el organismo antimonopolio que impidió que Petrobras le vendiera la misma subsidiaria a la empresa Ultragaz en 2016.
La oferta para adquirir Liquigás partió de las tres empresas interesadas en el negocio con el “fin de atender las preocupaciones de competición que habían sido identificadas por el CADE”, asegura Petrobrás en un comunicado y agrega que, además de la aprobación del CADE, la conclusión de la transacción y el desembolso del dinero acordado aún está condicionado “al cumplimiento de otras condiciones precedentes usuales”.
Liquigás, es una de las empresas líder en el mercado brasileño de distribución de gas licuado de petróleo. Cuenta con 23 centros operativos, 19 depósitos, una base de almacenamiento y carga por carretera, y una red de aproximadamente 4.800 revendedores autorizados.
Fundada en 1953 y con una participación en el mercado de GLP en Brasil del 22 %, fue adquirida por Petrobras en agosto de 2004 y es operada como una empresa independiente desde entonces.
Tiene presencia en 25 de los 27 estados de Brasil, y en 2016 recibió una oferta de Ultragaz, subsidiaria del grupo Ultrapar, por 518,5 millones de dólares, pero el negocio fue vetado por el CADE, que argumentó que la venta representaría un serio riesgo competitivo en el mercado, debido a que con la compra de Liquigás, Ultragaz hubiera pasado a tener un 45% del mercado.
Programa de desinversión
La venta de la distribuidora de gas es parte del programa de desinversión anunciado por Petrobras en 2015 para enfrentar su elevada deuda, la caída de los precios del crudo y las dificultades de captación.
Como consecuencia de la pandemia, el programa se paralizó y en los primeros nueve meses de este año la empresa solamente obtuvo 1.000 millones de dólares por la venta de activos que estaban en su lista de desinversiones.
El valor recibido este año por esas operaciones es ínfimo, pues la meta del plan de desinversiones de Petrobras para cinco años, entre 2020 y 2024, es deshacerse de activos no estratégicos por entre 20.000 y 30.000 millones de dólares.
Uno de los procesos más avanzados actualmente es el que Petrobras lanzó para vender ocho de sus trece refinerías, que cuentan con casi la mitad de la capacidad de refino de la empresa y por las que aspira a recibir cerca de 8.000 millones de dólares.