20/01/2019

El Gobierno nacional autorizó el uso de nuevos envases o garrafas de gas de uso doméstico, fabricados a partir de materiales compuestos (plásticos reforzados con fibra de vidrio). 

La Resolución 316/2018 de la Secretaría de Energía publicada el pasado 21 de diciembre en el Boletín Oficial autoriza la utilización de envases de material compuesto totalmente revestidos, o garrafas de material compuesto, para el fraccionamiento y distribución de Gas Licuado de Petróleo (GLP) envasado en capacidades unitarias de 10, 12 y 15 kilogramos.
Se denominan garrafas de material compuesto a aquellos envases fabricados, entre otros, con polímeros, termoplásticos, termoestables o de elastómeros, reforzados con fibra de vidrio o de aramida, embebidas dentro de una matriz con el fin de soportar esfuerzos longitudinales y circunferenciales, con revestimiento externo para protección e identificación, aclara la norma.
Asimismo, la resolución aprueba los requerimientos y procedimientos que deberán cumplir los fabricantes nacionales, importadores, talleres y fraccionadores y organismos de certificación respecto de los envases, así como las normas técnicas para la construcción, ensayo, acondicionamiento y destrucción de los mismos.
En sus considerandos, la norma indica que se tuvieron en cuenta los adelantos tecnológicos acaecidos y, consecuentemente, los nuevos materiales desarrollados y empleados a nivel mundial en lo que respecta a las garrafas para contener gases licuados, como son los envases de material compuesto totalmente revestido.
Este tipo de envases para el gas licuado tiene varias ventajas. La principal es que estas garrafas son translúcidas, de modo que se puede advertir cuánto gas queda y, además, no habrá manera de que engañen a los usuarios con relleno de arena y demás, como suele ocurrir.
Otro beneficio es que pesan menos: una de chapa que contiene 10 kilos de gas licuado pesa 11 kilos, con lo cual son 21. La de plástico pesa cinco y medio.
Y otro punto a favor, no menor, es que no explotan. Ante un incendio, se desintegran y se consumen, cuando las de chapa revientan por la presión que levanta el calor.
Se calcula que hay 20 millones de garrafas de chapa en funcionamiento. Las de plástico convivirían con las tradicionales. El costo es similar entre las de chapa y las de plástico: entre 50 y 60 dólares.